martes, 26 de septiembre de 2017

En la vida no hay segundas oportunidades.

Hoy he vuelto a escuchar por la televisión la típica respuesta a la pregunta ¿Te arrepientes de algo en tu vida, cambiarías algo?

La típica respuesta a esta pregunta es la misma dicha de muchas formas. Claro que me arrepiento de muchas cosas, pero no cambiaría nada, porque esas cosas me han llevado a ser como soy.

Pues bien, yo soy de los que sin remilgos diría que sí, que si me arrepiento y si lo cambiaría.

Y no estoy pensando en la mala vida que tuve durante una época o lo poco que me centre en los estudios y cómo abandoné la carrera de económicas a la primera de cambio. Tampoco me arrepiento de las veces que engañé a seres que quiero ni tan siquiera como dejé escapar al amor de mi vida.

Si hay algo en ésta vida de lo que realmente me arrepiento es de haberle partido el corazón a mi madre. No sé como se me ocurrió decirle que no había sido una buena madre. Tarde en arrepentirme de la burrada que solté por mi boca en un segundo, y cuando vi el resultado de mis palabras entendí que no siempre las palabras se las lleva el viento.

Mi madre murió a los pocos meses de yo soltar esa frase. Intenté de todas formas resarcirme de esas palabras con ella, pero se que esas palabras las guardó grabadas en fuego en su interior.

Ahora cada vez que voy a visitar la lapida de mi madre sólo me sale decirle perdón. Sólo perdón. Cómo si esa miserable palabra pudiese cambiar lo que siento cada vez que pienso lo que le dije.

Si alguien alguna vez lee estas palabras espero que lleguen a tiempo a no cometer un error parecido al mio porque en la vida no hay segundas oportunidades.

Como te perdí.

Un año casi ha pasado. El tiempo pasa lento a la vez que rápido. Un año difícil. Un año sin ti.

Fue un 27 de abril, sin esperarlo. De repente te fuiste, sin avisar. En verdad si avisaste, cada dos por tres te oía decir que quizás mañana no estarías. Pero estoy seguro de que el día anterior no presentiste que te ibas.

Recuerdo vagamente lo ocurrido, como un mal sueño al despertar. No recuerdo decir en voz alta no te vallas. No recuerdo decirte te quiero. No recuerdo decir nada. Sólo puedo recordar preguntar mil veces por la ambulancia.

Hubo una persona aquella noche que aunque no pudiera haber salvado la vida de mi madre salvo la mía. Sin esa persona hoy yo no tendría el valor ni tan siquiera de escribir estas palabras. Saber que se hizo todo lo que se pudo por ella me hace sentir extrañamente bien. Sin esa persona hoy estaría culpándome por no haber sabido hacer nada. No supe hacer nada.

Tarde demasiado en darme cuenta que te ibas. Siempre he sido lento para captar las cosas. Creí que era un simple dolor de cuello por dormir en el suelo en aquel colegio. Al ver que te dolía la llame. Doy gracias a que estuviera ahí. La note preocupada pero me dijo que era dolor de cuello y me dijo que si le seguía doliendo que la llamase otra vez. Medía hora después me agarro el brazo y grito "roberto". Salté y la llamé. Enseguida vino y yo no pensé que se estaba muriendo, no lo pensé. fui corriendo hasta el chófer y le grité que parara el autobús que mi madre estaba mal. Coincidencia fue que justo ahí había una salida y llegamos a una gasolinera. Corriendo la bajamos. Estaba lloviendo. Enseguida me cogieron y me volvieron a meter en el autobús. No me pude despedir. No la volví a ver. Me sentaron en la escalera del autobús, de espaldas a mi madre. En ese momento alguien grito que me pasasen pañuelos y me reí. Me dio por reír ya que unos días atrás se burlaron de mi al ver que en la maleta había metidos montones de paquetes de pañuelos. Escuche la ambulancia acercarse y cerraron la puerta del autobús, alejaron el vehículo al otro lado de la gasolinera. cuando abrieron la puerta otra vez empece a preguntar por que no se la llevan, Pero ella ya se había ido.

Lo que pasó luego casi es más borroso que lo anterior. Se que la persona que me salvo la vida e intento salversela a mi madre me dijo llorando que mi madre había muerto y me pedía perdón. Yo le frené y le di las gracias infinitas por todo. El medico de la ambulancia me preguntaba en un Italiano dificil de descifrar si me encontraba bien, Aunque le dije que si me dio un tranquilizante o algo parecido. Todo fue raro.

A lo lejos apareció un coche funebre. No se el tiempo que pasaría pero me pareció demasiado rápido. Tonto de mí, llegué a pensar que me iría con ella en ese coche hasta españa.
De improviso alguien me dijo que tenía que hablar con mi padre, ahí si me derrumbe, les dije que no , que no podía.